La
neblina sobrecoge
mi alma
sorprendida
y
obsesionada de luz.
La transparencia
de
la gota de rocío
se
estremece
en
el pálpito sereno
de
la tarde
fundida
en oscuridades.
Los
aguaceros de ojos
caen sobre
el escaparate del universo
y el café madura voluptuoso
en
las narices del silencio
agobiado y melancólico.
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