martes, 1 de julio de 2014

ORGIA DE REFLEJOS Y CARICIAS

Fotografía: Araminta Gálvez
El pecado se abrazó a los deseos anulando mi razón y coronando con glorias mi cuerpo. 
Con su aliento de parra, el génesis multiplicó las manzanas en mi boca y Prometeo me entregó el fuego del conocimiento de tus ojos. 
Las libélulas se amotinaron con la luz de las luciérnagas espantando  la noche. Las piedras hablaron con certezas de siglos tallados en el aire. Descendió la canción hecha cenizas sobre el fogón apagado con silencio y olvido. Mutó de tu boca la risa convirtiéndose en una mueca del hastío agotado de sí mismo. 
El sexo se entregó sin renuncias al placer de las caricias y el caleidoscopio jugó al escondite con mis ojos arrobados de colores.  El espejo protagonizó una orgía de reflejos ensordecedores de luz.
Colapsó la mirada en la cumbre del clima que desperdigó primaveras y otoños en el regazo del invierno y en las suelas descascaradas del verano agotado de sol. 
La brújula me orientó al sur y allí escondí mis instintos maternales y desnudé de prejuicios el inexpugnable horizonte de tus ojos

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